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Runas enanas de Ironforge (230 años antes de la Primera Guerra)


Los enanos de Ironforge vivieron en paz por muchas centurias. Sin embargo, su sociedad había crecido entre los confines de sus montañosas ciudades. Mientras el poderoso Alto Rey Enano, Modimus Anvilmar, regía sobre los enanos con justicia y visión, tres poderosas facciones se fortalecieron sobre la sociedad enana. El Clan Bronzebeard, regido por el Rey Madoran Bronzebearb, muy cercano al Alto Rey y tradicionalmente defensores de Ironforge. El Clan Wildhammer, regido por el Rey Khardros Wildhammer, habitaba los fuertes y minas cercanos a la base de la montaña y ganaba cada vez más control sobre la ciudad. La tercera facción, el Clan Dark Iron, estaba regido por el rey-hechicero Thaurissan. Los enanos de este clan habitaban las profundas sombras dentro de la montaña y conspiraban contra los Bronzebeards y Wildhammers.

Por un tiempo las tres facciones mantuvieron la paz, pero las tensiones estallaron cuando el Alto Rey Anvilmar murió de avanzada edad. Los tres clanes en pugna estallaron en una guerra por el control de Ironforge. La guerra civil enana rugió bajo la tierra por muchos años. Eventualmente los Bronzebeards, con un ejército más grande y fuerte, expulsaron a los Dark Iron y a los Wiildhammers fuera de la montaña. Khardros y sus Wildhammers viajaron hacia el norte a través de las puertas de Dun Algaz, y fundaron su propio Reino en el distante pico de GRIM BATOL. Allí, los Wildhammers cavaron y reconstruyeron sus perdidos tesoros. Thaurissan y sus Dark Iron no tuvieron tanta suerte. Humillados y encolerizados por su derrota, deseaban venganza contra Ironforge. Guiando a su gente hacia el sur, Thaurissan fundó una ciudad (que llamó como el mismo) bajo las bellas Montañas Redridge.

La prosperidad y el paso de los años no disminuyeron el rencor de los Dark Iron contra sus primos. Thaurissan y su esposa hechicera, Modgud, lanzaron dos prolongados asaltos contra Ironforge y Grim Batol. Los Dark Irons reclamaban Khaz´Modan para ellos solos. El ejército Dark Iron atacó los fuertes de sus primos y estuvieron cerca de tomar ambos reinos. Sin embargo, Madoran Bronzebearb lideró a su clan a la decisiva victoria sobre el ejército de brujos de Thaurissan. Este y sus sirvientes se retiraron a la seguridad de la ciudad, sin conocer la suerte del ejército de Modgud contra Khardros y sus guerreros Wildhammer. Conforme enfrentaba a sus enemigos, Modgud usaba sus poderes para sumir en miedo sus corazones. Las Sombras se movían a su mandato, y criaturas tenebrosas brotaban de la tierra para atacar a los Wildhammers en sus propios salones de Grim Batol.

Eventualmente Modgud rompió las puertas de la ciudad y empezó el asedio del fuerte principal. Los Wildhammers pelearon desesperadamente, Khardros mismo tomó sus mazas y mató a la reina-bruja. Con su reina muerta, los Dark Irons sufrieron la furia de los Wildhammers, huyeron hacia la fortaleza de su rey, solamente para toparse con los ejércitos de Ironforge, que habían acudido en ayuda de Grim Batol. Atrapados entre los dos ejércitos, los últimos Dark Iron fueron destruidos. Los ejércitos unificados de Ironforge y Grim Batol se dirigieron al sur para destruir a Thaurissan y sus Dark Irons de una vez por todas. Este, desesperado en su furia, invocó un hechizo de proporciones cataclísmicas. Tratando de invocar un ser sobrenatural que le asegurara la victoria, Thaurissan convocó antiguos poderes durmientes bajo el mundo.

En su estado de shock, y para su perdición, la criatura que emergió no podía ser más terrible que cualquier pesadilla que se pudo imaginar. Ragnaros el Señor del Fuego, el inmortal señor de los fuegos elementales, derrotado por los Titanes cuando el mundo era joven, emergió entre potentes llamaradas. Liberado por el llamado de Thaurissan, Ragnaros erupcionó de nuevo a la superficie. El renacimiento apocalíptico de Ragnaros en Azeroth resquebrajó las Montañas Redridge y creó un furioso e inmenso volcán en el centro de la devastación. El volcán, llamado Blackrock Spire, estaba limitado por la Costa Rugiente al norte, y las Estepas Ardientes al sur. Muerto Thaurissan por las fuerzas que el mismo liberó, sus hermanos sobrevivientes fueron esclavizados por Ragnaros y sus elementales de fuego. Él domina Blackrock Spire hasta el día de hoy.

Observando la horrorifica devastación y los fuegos de las montañas del sur, los reyes Madoran y Khardros levantaron sus ejércitos y retornaron a la seguridad de sus reinos, eludiendo dar la cara a la ira de Ragnaros. Los Bronzebeards volvieron a Ironforge y reconstruyeron su gloriosa ciudad. Los Wildhammers retornaron a Grim Batol. Sin embargo, la muerte de Modgud había dejado en un terrible estado el fuerte, y los Wildhammers lo encontraron inhabitable. El Rey Bronzebearb ofreció a los Wildhammers un lugar para vivir dentro de las fronteras de Ironforge, pero los Wildhammers lo rechazaron. Khardros tomó a su pueblo y lo llevó hacia el norte, hacia las tierras de Lordaeron. Ingresando en los frondosos bosques de Hinterland, los Wildhammers construyeron una ciudad en Aerie Peak, donde los Wildhammers estuvieran en contacto con la naturaleza y eventualmente domaron a los grifos del área.

Tratando de mantener relaciones de comercio con sus primos, los enanos de Ironforge construyeron dos grandes arcos, los Thandol Span, un puente entre Khaz Modan y Lordaeron. Interesados en el comercio mutuo, ambos reinos prosperaron. Luego de la muerte de los reyes Madoran y Khardros, sus hijos construyeron dos grandes estatuas en honor a sus padres. Las dos estatuas montan guardia sobre el paso de las tierras sureñas, que se volvieron volcánicas por la presencia de Ragnaros. Ellas servirían como advertencia a todo el que quisiera atacar los reinos enanos, y como un recuerdo del precio que los Dark Iron pagaron por sus crímenes Los dos reinos permanecieron aislados por algunos años, pero los Wildhammer cambiaron mucho por los horrores vividos en Grim Batol. Tomaron la decisión de de permanecer en la superficie, sobre las rocas de Aerie Peak, en lugar de cavar un vasto reino bajo la montaña. Las diferencias ideológicas entre ambos reinos enanos eventualmente los condujeron por caminos distintos.

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